Google y el derecho al olvido. La importancia de la reputación online

Esta semana todos hemos escuchado la noticia sobre la sentencia del tribunal de justicia de la Unión Europea que obliga a Google a retirar enlaces e informaciones publicadas en el pasado si se confirma que contienen información lesiva para alguna persona y si se determina que carecen de relevancia.

En este sentido, se habla del llamado “derecho al olvido”. Sin duda, es un asunto que causa una gran controversia, pero lo cierto es que cada caso es un mundo y no tiene sentido hablar de generalidades, sino de casos concretos. Aún así, es muy complicado establecer una línea entre ese “derecho al olvido” y la censura. ¿Quién y cómo se establece que una información es relevante o no? ¿Qué tipo de informaciones se consideran lesivas? ¿Quién es responsable de dicha información? ¿El editor o el buscador que la referencia y la muestra?

Hay muchas cuestiones sobre la mesa muy interesantes de debatir. Pero lo que no cabe duda es que es posible disminuir la visibilidad de informaciones incómodas si previamente se trabaja la reputación online. Y esto es aplicable tanto a las personas, como a las empresas, organizaciones y marcas.

Es importante comprender la complejidad del funcionamiento de un motor de búsqueda como Google para darse cuenta de lo difícil que resulta mover de un día para otro una información de la primera página de resultados a la segunda, tercera o cuarta página.

El buscador juega con multitud de métricas y criterios para ordenar los cientos, miles y millones de resultados que puede ofrecer ante una búsqueda. Entre ellos están las métricas como el domain authority (autoridad del dominio) que determina el caché de un sitio web, u otros criterios como la cantidad y calidad de enlaces que apuntan hacia un dominio, la regularidad con la que se actualizan contenidos, la estructura de la web para facilitar al buscador que encuentre la información más precisa, la relevancia en las redes sociales, y un sinfín de criterios más que hacen que una información esté entre los primeros (o últimos) resultados de un buscador.

Pero más allá de la complejidad técnica, tal como dicta el sentido común, para construir una reputación (sea online u offline) se necesita tiempo y esfuerzo. Y aunque nadie puede evitar que salga a la luz alguna información poco conveniente, el mejor antídoto es prevenir. ¿Cómo? Construyendo con antelación una sólida reputación que sea difícil de quebrantar. Y, guste o no, implica un esfuerzo constante dirigido a cuidar la presencia online en todos sus aspectos.